La LOMLOE trae novedades importantes a la hora de programar. Su estructura curricular facilita la ingeniería didáctica necesaria para el trabajo y la evaluación por competencias en el aula.
Objetivos de etapa y perfil de salida.
El primer término, el más general, es el de objetivos de etapa.
Los objetivos son logros que se espera que el alumnado haya alcanzado al finalizar la etapa. Conseguirá alcanzar estos objetivos adquiriendo las Competencias Clave, que son los "desempeños que se consideran imprescindibles para que el alumnado pueda progresar con garantías de éxito en su itinerario formativo, y afrontar los principales retos y desafíos globales y locales". (R.D. 95/157/217/243 de 2022, según etapa).
Estas Competencias Clave emanan y están vinculadas profundamente con un elemento superior, denominado perfil de salida.
“El perfil de salida del alumnado al término de la enseñanza básica es la herramienta en la que se concretan los principios y los fines del sistema educativo español referidos a dicho periodo. El perfil identifica y define, en conexión con los retos del siglo XXI, las Competencias Clave que se espera que los alumnos y alumnas hayan desarrollado al completar esta fase de su itinerario formativo".
"El perfil de salida es único y es el mismo para todo el territorio nacional. Es la piedra angular de todo el currículo, la matriz que cohesiona y hacia donde convergen los objetivos de las distintas etapas que constituyen la enseñanza básica. Se concibe, por tanto, como el elemento que debe fundamentar las decisiones curriculares así como las estrategias y las orientaciones metodológicas en la práctica lectiva. Debe ser, además, el fundamento del aprendizaje permanente y el referente de la evaluación interna y externa de los aprendizajes del alumnado, en particular en lo relativo a la toma de decisiones sobre promoción entre los distintos cursos, así como a la obtención del título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria.”
En el perfil de salida, “las Competencias Clave de la Recomendación del Consejo de la Unión Europea de 22 de mayo de 2018, se han vinculado con los principales retos y desafíos globales del siglo XXI a los que el alumnado va a verse confrontado y ante los que necesitará desplegar esas mismas Competencias Clave”. (R.D. 95/157/217/243 de 2022, según etapa).
Por lo tanto, ¿qué utilidad tendrá para un docente este elemento curricular? En este sentido, el perfil de salida es vital, pues marcará claramente el rumbo de decisiones sobre la titulación del alumnado, por ejemplo. De forma concreta, guiará el sentido global del planteamiento de una situación de aprendizaje, sobre todo si conlleva el trabajo entre varias áreas, materias o ámbitos. Igualmente, en su diseño, señalará si una estrategia metodológica o un recurso es útil o no, de forma simple, preguntándonos si contribuye al desarrollo del perfil de salida. Es un marco general que guiará también el sentido de decisiones pedagógicas de un centro, en el diseño de su Proyecto Educativo e incluso en su Plan de Centro, ayudando a tomar decisiones cuando surjan varias opciones.
Competencias clave.
Retomando el término Competencias Clave, debemos recordar que son comunes a todas las etapas y áreas.
Dado que hemos dicho que una competencia es un desempeño, vamos a aclarar este término. El desempeño es el resultado de integrar las tres dimensiones de la competencia: conocimientos, destrezas y actitudes, aplicando esa integración de forma práctica y creativa en la ejecución de una situación de aprendizaje de la vida real.
Estas competencias clave, pasan de ser siete a ocho, con una nomenclatura diferente, que detallamos a continuación:
- Competencia en comunicación lingüística (CCL).
- Competencia plurilingüe (CP).
- Competencia matemática y competencia en ciencia, tecnología e ingeniería (STEM).
- Competencia digital (CD).
- Competencia personal, social y de aprender a aprender (CPSAA).
- Competencia ciudadana (CC).
- Competencia emprendedora (CE).
- Competencia en conciencia y expresiones culturales (CCEC).
En este punto es necesario aclarar que no cabe establecer una jerarquía entre las distintas competencias, ya que todas se consideran igualmente importantes.
Descriptores operativos.
“En cuanto a la dimensión aplicada de las Competencias Clave, se ha definido para cada una de ellas un conjunto de descriptores operativos, partiendo de los diferentes marcos europeos de referencia existentes. Los descriptores operativos de las Competencias Clave constituyen, junto con los objetivos de la etapa, el marco referencial a partir del cual se concretan las competencias específicas de cada materia o ámbito”. (R.D. 95/157/217/243 de 2022, según etapa).
Los descriptores operativos concretan el progreso esperado en la adquisición de cada competencia.
Esta adquisición tiene un carácter necesariamente secuencial y progresivo. Así, cada competencia clave precisa en unos descriptores operativos que la hacen práctica, concretándola y secuenciándola a lo largo de todas las etapas.
A nivel nacional, estos descriptores operativos definen el perfil competencial al término de la Educación Primaria y el perfil de salida al término de la Enseñanza Básica, quedando así explícito el carácter de fluidez y progreso en la adquisición de las competencias. En Andalucía, además de esto, se hace una propuesta de los descriptores operativos al término de cada ciclo de la Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria.
A modo de ejemplo veamos esta secuenciación de la Competencia Digital:
Los descriptores operativos son comunes a todas las áreas que los contemplen siendo estos los que, junto a los saberes básicos propios de cada materia, ayudan a concretar las competencias específicas de cada una de las áreas, materias o ámbitos.
Pero, ¿qué utilidad tendrá para un docente este elemento curricular? Los descriptores operativos son un elemento útil y necesario a la hora de proponer tareas y actividades de la situación de aprendizaje. Por ejemplo, imaginemos que vamos a plantear una tarea a partir de una competencia específica que tiene asociado un descriptor operativo de la competencia digital. Necesitamos conocer qué dice dicho descriptor para orientar la tarea.
Pongamos otro ejemplo: para evaluar un criterio de evaluación le vamos a plantear al alumnado la creación de un blog. Puede ser que no sepamos bien qué observar en el instrumento diseñado para evaluar dicho criterio. En esta situación sería conveniente indagar en el descriptor asociado de la competencia digital, el cual nos dará la pista sobre qué observar.
Por último, imaginemos que un equipo docente desea diseñar una situación de aprendizaje conjunta pero quiere tener claros los puntos en común entre sus áreas, materias o ámbitos. Una buena idea sería buscar los descriptores que son coincidentes entre ellas y así podrán determinar con más precisión cómo establecer colaboraciones en las tareas y actividades de la situación de aprendizaje.
Competencias específicas.
Las competencias específicas son el aterrizaje de las Competencias Clave junto con los saberes básicos para cada área o materia. Son definidas como “desempeños que el alumnado debe poder desplegar en actividades o en situaciones cuyo abordaje requiere de los saberes básicos de cada materia o ámbito. Las competencias específicas constituyen un elemento de conexión entre, por una parte, el perfil de salida del alumnado, y por otra, los saberes básicos de las materias o ámbitos y los criterios de evaluación”. (R.D. 95/157/217/243 de 2022, según etapa).
Pero, ¿qué utilidad tendrá para un docente este elemento curricular? Son, como veremos a lo largo de los siguientes módulos, los principales elementos a considerar en el diseño de una situación de aprendizaje. Partiremos del análisis de la mismas y serán determinantes, pues nos indican con qué descriptores operativos conectan.
La competencia específica marca el rumbo de toda la secuencia didáctica. Es el elemento estrella para realizar una exitosa concreción curricular. El foco debe estar en las mismas, desplazando la atención habitual que han tenido los contenidos. Este elemento supone la unión de los saberes básicos propios de cada área, materia o ámbito y las Competencias Clave, de ahí su importancia.
Saberes básicos.
¿Y cómo puedo lograr que mi alumnado alcance las competencias específicas?
Para adquirir estas competencias específicas nos ayudamos de los saberes básicos de cada área o materia, que están formulados integrando conocimientos, destrezas y actitudes propios de las mismas. Se detallan en bloques y se secuencian por ciclos. Los Reales Decretos 95/157/217/243 de 2022, según etapa, los define como “conocimientos, destrezas y actitudes que constituyen los contenidos propios de una materia o ámbito cuyo aprendizaje es necesario para la adquisición de las competencias específicas”. Cobran sentido cuando se movilizan para desarrollar desempeños, por lo que el foco del diseño de una situación de aprendizaje no parte de ellos, sino que están al servicio de la competencia específica.
En Andalucía, los saberes básicos están asociados a un criterio de evaluación y su estructura sintáctica es una expresión nominal, evitando, en la medida de lo posible, los sustantivos que indican procesos.
Pero, ¿qué utilidad tendrá para un docente este elemento curricular? Como ya hemos comentado anteriormente, debemos movilizarlos para desarrollar los desempeños previstos en las competencias específicas. Por ello le son útiles al docente cuando, desarrollando tareas y actividades de cada situación de aprendizaje, selecciona y da el enfoque preciso de los mismos.
Criterios de evaluación.
Si bien las situaciones de aprendizaje nos permiten poner en juego los saberes básicos para alcanzar las competencias específicas y por tanto las competencias clave, necesitamos valorar el progreso de las mismas. Para ello, los criterios de evaluación son los referentes que indican los niveles de desempeño esperados en el alumnado en estas situaciones de aprendizaje. Dichos criterios aparecen enunciados de manera competencial y se definen como “referentes que indican los niveles de desempeño esperados en el alumnado en las situaciones o actividades a las que se refieren las competencias específicas de cada materia o ámbito en un momento determinado de su proceso de aprendizaje” (R.D. 95/157/217/243 de 2022, según etapa).
Pero, ¿qué utilidad tendrá para un docente este elemento curricular? Los criterios de evaluación ayudarán a precisar los desempeños que se han descrito en la competencia, haciéndola más práctica y dando sentido a las diferentes actuaciones. Por ejemplo, analizando una competencia específica de primer ciclo de infantil se indica: “1. Progresar en el conocimiento y control de su cuerpo y en la adquisición de distintas estrategias, adecuando sus acciones a la realidad del entorno de una manera participada y autónoma, para construir una autoimagen ajustada y positiva". Este enunciado puede generarnos alguna duda. Si continuamos, vemos que esa competencia específica se ha precisado en uno de los criterios de evaluación con una valoración del desempeño concreta, indicando el texto: “1.1. Adecuar sus acciones y reacciones a cada situación, explorando sus posibilidades motoras y perceptivas y progresando en precisión, coordinación e intencionalidad, confiando en las propias posibilidades”. Con esta información podemos tomar mejores decisiones en el diseño de la situación de aprendizaje y la búsqueda de las evidencias, indicadores e instrumentos a plantear.
Situaciones de aprendizaje.
Con las competencias específicas y saberes básicos diseñaremos situaciones de aprendizaje para el aula, que constituirán el motor que pone en marcha el engranaje curricular.
Estas situaciones deben plantear un reto o problema de cierta complejidad en función de la edad y el desarrollo del alumnado, cuya resolución creativa y colaborativa implique la movilización de manera integrada de los saberes básicos a partir de la realización de distintas tareas y actividades.
Estas situaciones favorecerán la transferencia de los aprendizajes adquiridos a la resolución de un problema de la realidad cotidiana del alumnado, en función de su progreso madurativo; promoviendo procesos pedagógicos flexibles, que se adapten al ritmo del alumnado, bajo el paraguas del Diseño Universal para el Aprendizaje.
A efectos prácticos conviene partir de una finalidad clara, considerando para qué situación de la vida real verá el alumnado necesario y motivador embarcarse en este proceso, que dará respuesta a un producto o desempeño final. Para identificar este para qué, hemos de buscar el currículo en la vida de nuestro alumnado; es decir, qué momentos de la vida cotidiana, del entorno o prácticas sociales y culturales pueden tener conexión con él.
Como hemos visto con detalle en el módulo anterior, este elemento es el motor que pone en marcha el resto de elementos. En los siguientes módulos vamos a profundizar en su diseño.