viernes, 29 de julio de 2022

MÓDULO 4.2. EL APRENDIZAJE EXPERIENCIAL

 


"La experiencia se refiere a toda la serie de actividades que permiten aprender” - David Kolb.


Posiblemente, la forma de aprendizaje más natural y poderosa que existe es a través de la experiencia, o más exactamente, desde la reflexión sobre lo que hacemos, sobre la conceptualización de ese saber que llamamos “saber hacer”.

Todas las personas aprendemos de nuestras experiencias de vida desde el día en que nacemos. Por ejemplo, cuando comenzamos a caminar o cuando aprendimos a montar en bicicleta, tuvimos encuentros con el aprendizaje experiencial al fallar, caer, llorar y al volver a levantarnos para reintentarlo. 

Como seres humanos, nacemos para aprender y nuestro proceso de aprendizaje continúa durante toda la vida. Sin mucha conciencia, nuestro cerebro analiza (reflexiona) sobre lo ocurrido en la relación de nuestro cuerpo y el contexto exterior. En cada acción comprende y memoriza los procesos seguidos de por qué no funcionó la estrategia y crea un nuevo argumento o concepto de lo que debe cambiar en el próximo intento.  

A principios de la década de 1970, Kolb y Ron Fry  desarrollaron el Modelo de Aprendizaje Experiencial (Experiential Learning Method ELM). 

Este modelo quedó representado de manera gráfica mediante el denominado “Ciclo de Kolb”.



El modelo de aprendizaje experiencial como marco de referencia para el diseño de secuencias de aprendizaje

El modelo de aprendizaje experiencial es un marco de referencia simple y adaptable que nos puede inspirar y guiar a los docentes en el diseño de secuencias didácticas dentro de una situación de aprendizaje. 

Es un enfoque útil en el desarrollo de metodologías activas, que se posiciona como alternativa al modelo de transmisión de la información, ya que orienta intencionalmente al alumnado desde el primer momento del ciclo para involucrarse activamente, enganchándole  en una situación directa y real.

El “ciclo de Kolb” no es un proceso de comienzo y fin, sino más bien debe ser abordado como espiral continua que comienza, o se resitúa, desde cualquiera de los cuatro puntos o fases del mismo, convirtiéndose así, en “una representación de representaciones” del aprendizaje experiencial, donde el resultado del aprendizaje no es un punto final sino simplemente un punto de descanso de un proceso en curso.